lunes, 7 de agosto de 2017

Castillo de Jagua: Fortaleza y símbolo de Cienfuegos.

Por: Roberto Garaicoa 

 

Situado en la desembocadura de la Bahia de Cienfuegos, entre La Milpa y el Perche en la ruta de Cayo Carena. Se alza este hermoso baluarte, hoy ya reconstruido y devenido (por suerte)  museo, única edificación de su tipo que conserva su puente levadizo completamente funcional.

Castillo de Jagua o Castillo de Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, custodia la entrada de la Bahía de Cienfuegos desde 1745, considerada la tercera fortaleza del país, es hoy Monumento Nacional y uno de los símbolos que identifican a esta ciudad del sur.

Como dato curioso, esta solida construcción de piedra, es la única fortificación militar que perdura en las cinco provincias del centro de Cuba.

Fue proyectado por el Ingeniero Militar José Tantone, de estructura cónica de dos niveles con un puente levadizo y garita abovedada. Su construcción se realizó sobre una roca e la orilla occidental del estrecho cañón que da acceso a la bahía.

Durante el siglo XVII contuvo filibusteros de la talla de Francis Drake, Jacques de Sores, Lorenzo Graff y otros no menos temidos en las aguas de Caribe y en 1762 ocupo un lugar cimero en la historia de Cuba al servir de sede del mando militar español frente a la brevísima ocupación inglesa.

A más de dos siglos de estos acontecimientos fue inaugurado allí el Museo Fortaleza de Nuestra Señora de los Angeles de Jagua donde a través de 8 salas se dan a conocer el desarrollo socio – económico e histórico – constructivo que propiciaron la construcción de este bastión.

Pero lo que más fama confiere a esta fortaleza no son sus piedras a prueba ataques artilleros y lo impenetrable de sus muros; sino la famosa leyenda de la Dama Azul, que ha perdurado durante siglos.
Los  habitantes del lugar cuentan que, según decían los primeros pobladores del castillo, los graznidos y el vuelo en círculo de una rara ave sobre el recinto militar antecedían a la aparición nocturna de un fantasma femenino de elegantes formas, envuelto en un vaporoso vestido azul y la cabeza cubierta por un velo de igual color.
La leyenda narra que un joven alférez, recién llegado a la dotación, ignoró una noche los consejos de sus veteranos compañeros de armas y fue al encuentro de la aparición, que salía de la capilla de la fortaleza donde había sido sepultada doña Leonor de Cárdenas, esposa del primer comandante de la guarnición, Juan Cabeza de Vaca. La guardia lo encontró tendido en el piso de una explanada, sin conocimiento y envuelto en un gran manto azul a la mañana siguiente. Desde entonces fue recluido en un manicomio porque perdió para siempre la razón.
Todavía en nuestros días, a más de un cuarto de milenio de la construcción de la fortaleza, algunos cienfuegueros alimentan en las noches sin luna la leyenda de la etérea dama vestida de azul mar.










 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario